Leer es una suerte y una obligación; los que mandan en los países la deben asumir como una de las tareas prioritarias de su función pública. En nuestro país, por ejemplo, los sucesivos ministros de Educación, y ahora el último de ellos, José Ignacio Wert, suelen llevarse las manos a la cabeza ante nuestra mala nota en el Informe PISA. Después de ponerse las manos en la cabeza deberían ponerse manos a la obra: la madre del saber es la lectura, ahí está el prolegómeno decisivo de la vida; y no solo en leer, en pasar una página tras otra, sino en la enseñanza de la lectura, en el comentario de texto, el instrumento esencial para que el entusiasmo de leer sea el entusiasmo de saber. (...)
Basta que un individuo no sepa que leer es el principio básico de la vida para que un país se considere fracasado. Y el nuestro tiene demasiados millones de fracasos. Pongan manos a la obra, rescaten el libro de ese puesto efímero en el que los políticos lo colocan cuando piensan en el inquietante futuro.
Juan Cruz. "Mal educados". En El País, 6-XII-2013